A mi alrededor no veo nada. Y de repente siento latigazos y golpes con espinas envenenadas, pero este veneno no me mata sólo me hace sufrir, me es tal el sufrimiento que yo que más quisiera que me matara. Grito, y sigo sin ver nada, grito para pedir ayuda y alguien llega, pero sólo viene a seguir lastimando. Viene más gente y trato de ver algo, y cuando se  empieza a ver una pequeña luz nítida y brillante, estos me golpean aún más y acaban dejándome más ciego viviendo entre tinieblas.

En estos momentos siento que estoy entre cuatro paredes que se cierran lentamente, me sofoco y agonizo. Estoy tan atrapado en esta oscuridad que no creo salir jamás, cada vez aprieta más, cada vez se aproxima ese momento tan anhelado por mi, el ya no sufrir más, y no es porque mi cuerpo no resista, es más, éste está intacto, pero mi espíritu muere cada segundo que pasa y sufre como si tuviera el dolor más intenso que nadie haya sentido, es un sufrir como la suma de todas las penas de todos los seres vivientes de este mundo, pero como ya lo he dicho, no quiero sufrir y espero desesperado el ya no ver un día más de sufrimiento, de dolor intenso, simplemente ya no quiero sentir nada, porque después de tanto tiempo de sufrir y sólo haber visto una vez la luz y el saber que no volverá, ¡Qué no es justo dejar de sufrir ya! Para qué seguir lastimándome, con un pequeño brillo después de mucho tiempo y que este dure sólo segundos ¿Para qué? En ocasiones es mejor morir, y eso es lo que yo espero ¡Porque nadie sabe cuál es aquel sufrimiento que sabe matar!